Exactamente ocho


Querida hermana.
Cuando leas esto ya no tendrás ocho años.
Tampoco siete, que es la edad que tenés ahora.
Pero pasan los minutos. Un corredor de luz detrás de otro,
pasan los minutos.
¿Habrá un payaso doblado dentro de la torta de mañana?
¿Habrá un papel plegado en el payaso roto,
habrá en eso una explicación para tu pequeño universo?
Universo que no conozco. Y que, generalmente, no me interesa.
Pero no te quiero mentir.
¿Qué esperás atrás mío, haciendo como que dormís
cuando estás despierta
soñando con la fiesta de mañana?
¿Esperás algo, o solamente soy yo,
que crecí hasta llegar a la altura
de ver crecer las cosas
y dejar de rezar por ellas?
Sos un oso de felpa con pensamientos de bebé
arrodillado en una escuela a la que no va nadie.
Sos una hebilla fucsia colgada de mi pelo
que abro y cierro, como si fuera un tic,
como cualquier otro juguete
con cuyo movimiento evito pensar
en lo que falta. En lo que no hace bien.
Suena el celular. Perdón, hermana.
Tengo que ver quién es.
Oh, no es nadie. Nada importante.
¿Que qué cosas importantes podrían pasar?
La verdad, muchas. Pero ninguna va a pasar ahí.
Que la casa explote como un payaso gordo
atorado de tortas.
Que se incendien las montañas
que el fuego nos brote
el día menos pensado
cuando justo no estés acá o
cuando menos lo puedas rápidamente entender.
Cuando quede el corredor desmesuradamente abierto,
la sumatoria condensada de todos y
cada uno de los días.
¿Qué esperás dormida atrás
pequeña hermana?
En los 70 te hubiese convencido
de que crezcas barbie revolucionaria.
Y eso habría sido un error.
El mismo error que cometo ahora,
centuplicado por cien.
Si vomito, es sólo por mí.
Si pienso en vos, es como si pensara en vos
pero sin pensar en vos.
Si movés la cabeza de la almohada, abrís los ojos
y me preguntás si acaso voy a tirarte las orejas
en tu cumpleaños, seré honesto
diré que no. Somos grandes. Basta de eso.
Cuando hablamos
tenemos los dos ocho años.
Aunque todavía no den las doce.
Dame tus botas. Poné bien las sábanas.
Saludá a nuestros gatos. Y a los amigos de nuestros gatos.
Cerrá los ojos.
Cuando me vaya a dormir
te escribiré un poema.
¿Que qué es un poema?
Es como un payaso.
O como la mitad de una torta
que alguien se lleva para regalar
y que después tira en el basurero
sin importar por qué.
Un poema es una canción.
Una canción de cumpleaños para cuando tengas 18.
Y seas barbie hermana punk.
O alguien silenciosa, terrible y dulce.
Si salís con alguien como yo no te lo perdono.
Un poema es eso y algo que a la vez dice lo contrario.
Me voy a dormir, querida hermana.
Este oso que no habla
te dice adiós.
Ah, ya son las doce.
Feliz no cumpleaños.