Confesionario, II

La poesía debe hablar sí o sí de cosas sublimes.

Cuando era chico (es decir, hasta los veinte) no sólo quería ser jugador de fútbol sino que también me imaginaba autor de "la gran chilena".
Como muchos de ustedes no saben de qué carajo estoy hablando, paso a explicar. Una chilena es una jugada de fútbol, algo así como una maniobra. Una figura de baile. Procedo a detallar como se ejecuta una chilena, así dejan de hacer esa cara. Es una maniobra bastante similar a eso que llaman el 69: la boca de uno, y si se puede toda la cara mejor, da al arco; uno está como volando, en el aire, pero sin colchón (pequeña diferencia); la pelota viene, uno siente que ahí está la pelota, que uno la tiene como que por los pies.
Entonces patea.

Bueno, eso es hacer una chilena.
La gran chilena es igual, salvo por el hecho de que se debe saltar hasta los cables del alumbrado público.

Me gustaba leer a Felisberto Hernández escuchando a mis amigos tocar la guitarra.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Tengo el placer de ser el segundo (o tercero) en hacer un comentario a este escrito. JaJaJa, como ya te lo han dicho, además de disfrutar de esto creo que también es una forma muy ingeniosa de hacer catarsis de tu pasado no tan pasado y de tu presente tan lejano. Muy bueno.

ine circe dijo...

hacía años q no escuchaba la palabra chilena.
me transportó a la cancha de fútbol q supo ser en otra época el patio de mi casa.
a mi hermano, sus amigos, mi viejo y yo, futboleando.
caniggia.
lothar matheus.
italia 90.

Anónimo dijo...

Nunca digo nada.
Pero me gusta más sin el final.

Pablo Natale dijo...

RB: ¿Catarsis? ¿Presente tan lejano?
Pero me hacés quedar como un viejo degenerado, che. Y quedamos en que era todo un dandy (no es lo mismo).

Ine: tanto tiempo, señorita.
¿Futbolista usted también?

En el 90 entendí por primera vez qué era el futbol.
Maradona llorando, Grondona con cara de pelotudo y los alemanes de mierda ganándonos una final.
Y mirar a Caniggia correr con esperanza.

Anónimo dijo...

Sí, la chilena es algo estético, digamos, que merece su poesía, faltan también versos a algo más sanguíneo, brutal y visceral como el guadañazo a la tibia. Poesía de batalla, social si se quiere

ine circe dijo...

supe ser futbolista en mis tiempos mozos entre tantas otras cosas, pero en estos días no soy ni futbolista y muchos menos futbolera, pero para nada, bien se podría decir si ud me disculpa el exabrupto q el futbol me chupa un huevo, pero italia 90 es italia 90, me pegó fuerte, me acuerdo de todo, el loguito, la canción, q hit x dios, tenía el álbum de figuritas, y si yo estaba en tercero de escuela en esa época, y también me acuerdo de maradona llorando, de los alemanes de todo...
notti magiche...

un beso, señor

Pablo Natale dijo...

Sí, si, la bendita canción.
Cuando le ganamos a Italia fue la primera vez que salí a gritar a la calle.
Erámos como trece, y decíamos: "Haceme un pete, tano, haceme un pete".
Yo creo que no tenía ni idea de lo que decía.
Pero se sentí bien.

pd: me es habitual conocer personas que ya tienen sus pablos.
Algún día voy a contar eso.

ine circe dijo...

desde chiquito ya lo suyo con el pete,
la fijación en esa cabezita, fijación oral dijera shakira, ja ja.

¿qué se siente conocer personas que ya tienen sus pablos?
yo para colmo de males tengo dos, así que imaginate,
lo peor q me podés responder a: "inés y vos?" es pablo sin dudas, ja ja, igual vos sos la prueba que tampoco soy TAN prejuiciosa, viste que te hablo y todo, igual sin dudas los signos de interrogación te ayudaron, esa crisis de identidad de llamarse pablo te jugo a favor...
cuánta pavada...mon die
si serán célebres que hasta canción y todo tienen los pablos...
nos quedamos sin pablos en el mundo, y sin ellos lo bello moribundo...la sacás?
bueno me voy antes de que termine whisky en mano, sentada en la barra, maquillaje corrido, a las 5 de la matina, hablando con el cantinero de los pablos de este mundo..

Pablo Natale dijo...

Por favor: volvé y preguntale el nombre al cantinero.

ine circe dijo...

ja ja ja
me quedo con el beneficio de la duda