Hatahoshi, E (V)

Fue a los 25 años cuando conocí a una mujer muy hermosa. A los 26 y a los 27 me dediqué a escribir sobre ella. Todas las tardes me la encontraba en las hojas de mi habitación, recuerdo que me paraba arriba de una silla enorme y desde ese punto visual miraba las hojas desparramadas por el piso. Después me agachaba, me tiraba en el suelo, me ponía a fumar y a escribir. Una noche (había escrito demasiado), la silla se tambaleó en el momento de la visión y fui a parar al piso. No pasó nada grave, sólo un poco de sangre y la mancha debajo del mentón que se había agrandado un poco. No pasó nada. Pero me pregunté: ¿seré parte de la visión, ahora? La tarde siguiente, lo primero y lo único que escribí fue: “ahora tengo 29 años y entiendo cada vez más cosas”.

Deambulaba por las calles. A veces me seguía un perro mitad siberiano, yo siempre sospechaba que era un perro policía, como si de ese modo doméstico y ruso alguien me estuviera, todavía, siguiendo. Pero la persecución no hubiera tenido sentido. O sí. No sé. Deambulaba por la ciudad y una noche encontré un cartel: “Busco perro”, decía. Enumeraba las características. Estaba seguro que un perro como el nombrado no podía existir, así que me dediqué a buscarlo. A medida que me alejaba de los barrios centrales, la cantidad de carteles que decían “busco perro” iba aumentando, y a veces pensaba que había olvidado cómo era el perro que buscaba. También había otros carteles, que prestaban todo todavía más a confusión: “La regla es una excepción”, decía el que no sabía si era mi preferido o el que me daba más miedo. “Recordá a mamá”, decía otro. Yo trataba de no hacer caso, buscando en los parques solamente los perros, centrando mi visión en eso, en las luces encendidas de los televisores, en las familias con parte de la comida cerca de la boca, la luz del televisor filtrándoseles en las entrañas, era como si se llevaran una luz eléctrica o un hada al centro de la boca.
Cuando se hacía más tarde, si no estaba muy lejos y muy cansado, lanzaba piedras y me sentaba a esperar. Un perro inevitablemente ladraba, después ladraba otro perro, después otro, y así. Yo sabía que los perros perdidos no ladraban, que si escuchaban ladridos entonces se estaban escondidos, que el lugar no era ese, que me tenía que ir. “La regla es una excepción”, decía el cartel, lo había encontrado de vuelta a mitad de camino.
Miré al perro siberiano, creo que traté de decirle algo.
Recordé a mamá, sus manos, la luz, la mirada verde de Hatahoshi.
Abrí las manos y empecé a brillar.
Todos los perros se callaron.
El perro que buscaba nunca apareció, y entonces rompí todos los carteles.

12 comentarios:

Scarlett dijo...

Siempre tenés miedo.
En tus escritos, en tus comments.
Ah. Y tus mujeres son siempre muy hermosas.

Ambas cosas son una suerte: yo no fui bendecida con ninguna de ambas. Capaz que por eso escribís lindo.

Beso para vos (cómo me cuesta sobrevivir el verano con un mínimo de buen humor).

Anónimo dijo...

Bien. Argentina-Colombia.

Apuesta: Vino, el libro de aforismos y un cd de chacareras.

Gana Colombia (2 a 1, o por ahi).

Besos.

Pablo Natale dijo...

Todavía no empezó el verano. Sólo es noviembre. Parate que pase noviembre y empieza la catá-strofe.
Cuec.
"November rain".
Llueve.

Hoy fui al río esperando nadar y había algas.
No me gustan las algas.

Y es cierto: lo del miedo es así, y la escritura opera como sedante.
Lo de las mujeres es también así: y la escritura no sirve para nada.


Señorita carteles: siempre ganás con eso.
Pero acepto: apuesto empate: 2 a 2.
El que pierde paga vino y escribe. Vos, un cuento, aviso...

Scarlett dijo...

Todo lo feo pasa en verano: el calor, los mosquitos, mi familia, las vacaciones, mi piel, los adornos navideños de las puertas de las casas, el sol, el verde, las ojotas, los fuegos artificiales, los corchos de las sidras, el río, la escuela cerrada, los pesebres, la humedad, enero, los viajes, la pirotecnia, el fin de las temporadas de las series de Sony/Warner/Fox.

Todo todo todo.

Recordarme que el verano aún no empezó fue pura, pura, pura maldad.

No tenías derecho.

Adiós, me voy a dormir.

Anónimo dijo...

Tengo que empezar a jugar a la quiniela, tengo un don, tengo un don....

Sigo estudiando en maya; lo malo es no tener ventilador y vivir en nva.cba.

Hay que hacer lo de los salames, de una.

Anónimo dijo...

Sobre el post sigo pensando que sos mejor en papel...no seas suseptible te pido.

dear prudence - dulcema dijo...

somos algas en el fondo del río
(???)
eso dijo un amigo hace unos días... estaba hablando de la situación política de la izquierda

yo soy un alga hoy y hace varios días:
bailantera agar-agar
eso es lo que soy

quiero vacaciones, irme a las plantaciones, donde no existan los tenedores eso es lo que necesito

miedo?
lo tuyo es más que eso.
un beso mi amigo

quiero más kelly, ok?

Pablo Natale dijo...

Hija del viento: Ok. A veces se me escapa el sádico. Lo peor son, lejos, las ojotas, cuando se te pegan o se rompen.
Gracias al cielo, amo al río.
Y para algunos Enero - Febrero es el la temporada perfecta para escribir.
Yo no. Me quiero cortar las bolas.

Linda Peretz: Te dije que eras como mirta, que dabas suerte y que tenías una tonalidad especial en el aura. Creo que el problema es que no lo podés usar vos (como "Pousita"), sino que tiene que ser usado por otro. Así que andá pensando números, q vamos cincuenta y cincuenta a la quiniela.

Lindaperetz2: todo bien. Creo que el problema es además de que no te gusta lo que hago acá, que no es papel.

Prudencia: Ok. Organicemos un ida y vuelta, pacífico. Yo dos días allá, vos tres días acá. Sólo prometo soledad y agua fresca. Nada de bailanta. Mi hermana juega al tenis conmigo, eso puede ser todo.
Sobre Kelly: salame! el cuento termibaba ahí! Kelly muerto y todos somos infelices. Ahora estoy escribiendo otro, nada que ver.

Muchas pesadillas.
Muchas muchas pesadillas.

Anónimo dijo...

Podemos hacer así: te digo el número, vos vas a la quiniela y jugas.
80 para mi, 20 para vos (lo lamento pero la mentalista soy yo, además de necesitar plata para comprar un ventilador y una "malla" nueva).

Bueno espero el libro de aforismos y el vino.

Pablo Natale dijo...

Vos siempre querés todo para vos.
No, señorita yo - yo.
50 y 50.

Lo del libro de aforismos es muy dificil.
Ayer tuve un ataque de pánico. Fue genial.


Anónimo 2: deberías ser crucificado/a por haber escrito eso en mi blog. Está clarísimo que nadie me ama.
Y eso está muy bien.
(pd: cuando esté deprimido chequeo)

Maria dijo...

Los aforismos son geniales. Los volví a leer...creo que cumplen 10objetivos.

Hay muchas manos que me tocan ahí. Eso me gusta.

Pablo Natale dijo...

10 objetivos?
Wow!
Me intriga saber cuáles.

Una persona que tira fideos a la pared para ver si están a punto se merece el cielo.
Me olvidé de pasar por la quiniela.
Mañana paso.

Y me hizo increiblemente bien inventar la compañia de Dragones.
Me hacía mucha falta.

"Tenés que creer en lo que escribis".


Firma: dedos.