Noviembre 29

Termina noviembre. No sé cómo pasó, pero ya termina noviembre. "Noloviembre", se nos ocurrió llamarle, aquella vez...


Noviembre 28

Solo en casa finalmente, leo, escribo, y leo, y soy escrito. Un grillo quedó atrapado entre las paredes. “Los grillos no cantan”, recuerdo que me dice J. Es el 2006, estoy en su departamento, voy a dormir ahí, solo. Voy a leer Tuca, voy a leer el libro de los animales de Claudio Eliano, voy a comer medio alfajor, voy a tener hambre, me sentaré frente a su computadora y escribiré dos o tres poemas que después quedarán archivados y que ya no encontraré más. Solo en casa. Escribo y soy escrito, como un chicle en una baldosa. Leo a Vignoli: “tu nombre, hijo, es como un pastel de crema: hay que tirarlo fuerte para que se pegue en tu cara”. Las máscaras de Mishima, los poemas de Esenin que no puedo leer. La Creciente que llega. El barrio de Guadalupe inundado hasta la mitad.



Noviembre 27

Los últimos días de noviembre no significan nada o no puedo escribir sobre ellos. Camino con L. sobre una calle oscura y decadente. Dice de entrar a la iglesia evangelista. ¿A qué? me pregunto. ¿A reírnos de ellos? ¿A asombrarnos con ellos? Por un rato cedo, pero cedo en la cesión y sigo de largo y él viene conmigo. Entra a un banco a sacar las últimas monedas del mes. “Las últimas monedas del mes”. Así debería llamarse diciembre. Me dice: “en una época pensé que iba a terminar así”. Señala un vagabundo dormido sobre una de las columnas exteriores del banco. Cuánta luz en el banco. Cuánta luz en la iglesia. ¿Por qué duerme ahí?, me
podría haber preguntado entonces, y me lo pregunto ahora. Tengo muchas respuestas, aunque detrás de ellas hay otras respuestas, y una frase contundente, y a su lado una imagen, contundente, ajena a la luz. Y prefiero huir de esa imagen, huir de ellas. Recordar, mejor, los pelos de la niña salvaje, su vincha hinchada, recordar las venas de Camila, la fuerza de Camila, la revancha en la actuación de Camila. ¿Y después qué? Quiero que el tiempo este roto. Quiero poder mirar al mundo, sentir al mundo, evitando esa pregunta.

5 comentarios:

jc dijo...

che corrector, a "este" de la penúltima línea le falta acento. hace mucho q no te digo q me gusta mucho vivir con vos, zonzo...

Anónimo dijo...

Los cabellos revueltos: meduzas, gitanas, locas, las copas de los árboles, los caballos salvajes, las algas bajo el mar, la humedad de Buenos Aires, el desorden después de hacer el amor, los golpes dados al rostro, las mujeres diciendo no, los padres tirando de las trenzas impecables de las hijas. Alguna vez fue corto y suave... después enloqueció.

Las venas: llevan sangre, alcohol, drogas, sustancias que se adquieren como en un comercio, al beber agua, al comer, al respirar, todo va a la sangre, todo pasa por las venas. La pena y el júbilo. La soledad y las multitudes. La sombra y la luz. Como un reptil que se tira sobre una piedra a esperar que la sangre se entibie, debajo de las escamas, debajo del sol... mis venas, quieren aflorar de la piel, como un reptil de sangre fría, no tendría sentido vivir si en la ira, no palpitara esa sangre, no murmura nombres, ni odiara cuerpos, pasados, hechos de la historia. Como la matanza de los negros en tiempos de esclavitud. Como infectada de ébola, explotaría por dentro.

Camila quiere decir presente en dios. Y esa divinidad, a veces me ha hecho querer matar a muchos hombres. Y revivir a otros.

Pero es mentira. Dios no tiene presente a nadie.

(esto que acabo de escribir, es un regalo envuelto, va con su nombre, no puede abrirlo nadie.)

Pablo Natale dijo...

1. El primer regalo fue abierto. Y tenía mucho más que un regalo, y yo soy un poco zonzo pero tengo mucha suerte.

2. El segundo regalo no fue abierto porque era un regalo que no era necesario abrir, tenía nombre pero no se sabía el nombre de quién era, Camila quiere decir presente en Dios y el regalo y Camila quieren decir presente en los dioses, y ausente en los dioses, las dos cosas, como si alguien muy pequeño golpeara la puerta y cuando uno abre no está pero todavía se escuchara que dice: "los golpes dados al rostro", "las personas diciendo no", "diciendo no", "no", "no", "explotaría por dentro, no tendría sentido vivir si en la ira", "te hago este regalo".

"Hermosos regalos", piensa recostado en la puerta.
"Tengo mucha suerte otra vez".

Anónimo dijo...

parecen putos, se dicen zonzo y viven juntos... maracas!
Me dan pánico trascendental!

Majo Arrigoni dijo...

ya vengo... (no me olvido)