Muñeca Carlos Paz (I)


Ese es un muñeco de un oso o un ratón, o algo entre esas dos cosas; se llama Yojo, y está posando para su foto de turista en Carlos Paz, algo bastante tradicional para la vida de los muñecos en verano. En la foto se ve a Yojo sentado sobre una reja despintada, la copa de unos árboles al costado, una parte del paisaje verde y comercial de Carlos Paz. La reja pertenece a una casa que pertenece a una montaña, que a su vez pertenece al municipio de Carlos Paz y al gobierno de Córdoba y a los dueños del oro y la tierra, como en cualquier lado. Si la foto hubiese sido sacado desde más arriba, y más orientada hacia el costado, además del paisaje serrano se hubiese captado el inigualable lago verde de la ciudad y, a su lado, el centro, la peatonal. El centro de Carlos Paz está lleno de muñecos, más que nada en verano. Hay muchos carteles publicitarios, muchas personas del ambiente del teatro de revista posando semi-desnudas, semi-sonrientes, semi-graciosas. Los locales están llenos de promotoras y las esquinas repletas de adolescentes reales o ficticios que reparten tarjetas e invitaciones para adolescentes semi-reales o semi-ficticios. Hace dos años, un amigo al que estimo mucho a pesar de que casi no me habla trabajó junto con su novia de Barney y de Bob Esponja. La idea era capturar a los niños alegres que caminaban por la peatonal, seducirlos con el disfraz o con cualquier gesto bufonesco, y
entonces sacarles una foto y cobrarles por eso a los padres. Lo mejor era cuando llovía, lo peor era la siesta al sol. Mi amigo y su novia ganaron una buena cantidad de dinero, pero se murieron de calor y, sea por esto, sea por lo otro, dejaron los negocios y se dedicaron a la investigación. Yojo, por su parte, no trabaja, ni estudia. Vive de muñeco. Para finalizar, una foto de Mc Enroe. Mc Enroe viaja con Yojo. También posa para su foto turística. Le encantan las fotos. Pero no le gusta ni un ápice la ciudad de Carlos Paz.

2 comentarios:

Federico el carlospacense dijo...

La ciudad de Carlos Paz no fue hecha para gustarte si metes adentro de la idea de ciudad a los muñecos que viven y a los que vienen de santa fé o provincia de buenos aires a rascar unos dias fuera de su asfalto mezclado con humo de fábricas. Como acá el polo fabril es el turismo y esta industria no tiene humo, es el paquete ideal: noches de muñecos y rio para mojar las patas.

Uno aprende que nacer en Carlos Paz deja dos caminos: o despues de los 20 te vas (huis) buscando algo que tenga un poco de contenido o te quedas y la padeces de varias formas. Una es poniendote un local de ropa o un cyber y puteando porque la temporada dura un mes y el resto de los meses, los 13 que quedan te cagas de hambre. "No vino nadie este verano" dice desde el zapatero hasta la stripper de la pirámide.La segunda forma de aguantarla es un mero mecanismo de defensa psicologico, natural e inconsciente: intelectualizas y medis los pro y los contra, "La ciudad es una mierda, la gente en realidad, cerrado como pueblo viejo, careta, oasis seco de la cultura; pero el lugar físico es genial, me levanto mirando la montaña y tengo cerca los Gigantes y varios lugares copados" Geografia vs Sociedad, no es esa la lucha del hombre desde tiempo inmemorial?

Federico.
dejo un mail, no se porque pero siento que debo, fedebueh@hotmail.com)

P.D: compré tu libro porque me dijeron que eras de acá, lo leí esperando algún guiño de coordenadas o de anécdotas me hiciera sentir que estaba siendo parte de la literatura, sentado en mi casa a dos cuadras del Cu-Cú y parte de la literatura, quien te dice no?. Era tentador no tener que imaginarme en Paris, Capital Federal o la Rusia Zarista. Bueno, hablas del puente del centro y nada más, pero el libro me gustó porque parece que es algo sin terminar, como un libro desolemnizado. En fin, critica especializada que le dicen. Saludos.

Pablo Natale dijo...

Qué buen comentario, Federico. Antes que nada, te agradezco por haberte tomado el tiempo para pensarlo y escribirlo.

Estos dos muñecos que salen en la foto van a seguir apareciendo por un rato. Sentí la necesidad de escribir sobre Carlos Paz, y ellos me ayudan un poco a pensar las cosas. Por ejemplo, a pensar en que si tanto me gustan los muñecos, por qué me molesta Carlos Paz. O que si tanto odio la idea de paisaje, por qué me gusta el paisaje serrano (sobre todo los ríos, y Bosque Alegre).
Realmente he llegado a odiar a la ciudad. Pero bueno. El odio puro es adolescente, y no me ayuda a producir y no me parece bueno para escribir. Así que trato de salir un poco de eso.

Últimamente creo que el cantito "no vino nadie este verano", es una publicidad que los carlospacenses autóctonos hacen de su pasado, auspciados indirectamente por el versículo de las agencias de turismo. Es como si dijeran "viene gente, esto sin duda ES una ciudad turística, es copada, sólo tuvimos mala suerte este año, el año pasado fue mejor" (lo loco es que el año pasado dijeron lo mismo, y así el éxito tiene un pasado mítico e intangible).
Por otra parte, la verdad no sé cuál es la lucha del hombre desde tiempos inmemoriales. Pero sí sé que me hubiese gustado tener una relación menos dañina y distante con la ciudad en la que crecí.

Culturalmente, me sentía vaciado.

Por último, respecto al libro: cuando lo escribí me pareció que era muy frecuente que mis contemporáneos escribieran "desde el lugar del que uno es", y "acerca del lugar del que uno es". Traté de jugar a no hacer la segunda cosa. La primera es inevitable, y me interesa el puente que se crea entre eso y la segunda pregunta si uno aleja la respuesta.
Me interesa tanto como ese sub-puente nuevo que hace dos años hicieron, o como el camino a Cuesta Blanca, hecho en bici, un domingo a la tarde.
Gracias de nuevo. Suerte y agua.