Neochilenos, cowboys, el Pacífico y un perro que te sigue a todas partes

Parto un par de días para Chile. Como acabo de escribir en un mail, nunca salí del país (físicamente hablando) y no conozco ningún mar. Me llevo dos libros de poemas, uno de ensayos, uno de crónicas sobre extraterrestres (hasta donde leí, bastante divertido) y uno de cuentos. Lo más probable es que apenas los toque, pero los necesito conmigo. Al regreso, un par de novedades por estos lares (¿se viene el libro de poemas familiares?).
Los dejo con un par de poemas que estuve leyendo o recordando que leía o no pudiendo quitarme de la cabeza en estos días. Uno de ellos debería ir a la sección (todavía inexistente) "poemas que hay que leer una vez por mes". Ustedes sabrán cuál.

"La nieve y la electricidad", de Luis Chaves: un perro que te sigue a todas partes, el olor de la albahaca y la niebla nevada en la tele.

"Cowboys de la impermanencia", de LeRoy S. Davis, traducido por Zaidenwerg. Un poema cortito, un enfrentamiento amoroso entre A y B que también es un duelo entre A y B usando con sutileza el imaginario del mundo cowboy.

"Los neochilenos", de Bolaño. Un poema largo y flaquito sobre una banda adolescente, un poema que es una road movie, que incluye una moneda cayendo al aire, Chile, Bolivia, Perú, Ecuador, Pascal, Pancho Misterio, el Caraculo, el Jetachancho, la frase "pura inspiración, y nada de método", un poema que alguna vez uno de los asistentes del taller se acercó, y me dijo, bajito, que era finito y largo porque era Chile. "Es un poema con la forma de Chile", me dijo.


(la fotografía es de la serie "Studies of perspective", de Zhang Wei Wei)