El regreso de los muppets vivos




Respecto al F.B.I, la ley S.O.P.A, las megacorporaciones, los magnates de la música y/o el cine y los megasitios, las preguntas en estos días parecerían ser quiénes son las marionetas de quiénes y cuál es el poder y el campo de acción real que tienen los usuarios. En estos días, al mismo tiempo, en las salas de cine del país fue proyectada la película "Los muppets". El tema principal de la película es simple y evidente: trata sobre el intento de recuperación de una vieja industria, su lucha por volver a la vida.

Claro que hay quien podría decir que lo primero (los secuaces del estado yanqui enfrentando a un barco de piratas) no tiene relación con lo segundo (la película). En los Muppets apenas si hay una referencia visual indirecta al uso de computadoras. Salvo un par de oficinas en las que uno puede ver una que otra, situada en un costado, lo único que aparece es un robot de lata que funciona mal y que se llama "Ochentoso". Además, supuestamente, es una película para niños, rodeada de un tiempo de fábula, inocencia y felicidad y no de policías y gente descargando cosas.
Ahora bien: en primer lugar, los niños no tienen gran idea de qué fueron los Muppets, probablemente sólo ven unos monstruos de peluche medio imbeciloides teniendo comportamientos salvajes e incivilizados. El público potencial de la película son tanto los niños como sus padres y sus abuelos, que cuando sus hijos eran más pequeños veían junto a ellos los Muppets, etc. De hecho, en el final de la película, cuando los Muppets se consagran de nuevo, su público está compuesto casi exclusivamente por gente adulta. No hay adolescentes gritando, no hay niños.
Y, en segundo lugar, hay una frase de Borges que explicaba con una simpleza despamanante lo siguiente: una adivinanza cuya respuesta fuera "ajedrez" no debería usar esa misma palabra en su enunciado. La película de los Muppets jamás dice la palabra "piratería" o "nuevos medios tecnológicos", o "usuarios": justamente por eso, tal es su tema.
Hay una imagen que circuló en los últimos días por la web: el señor Kim Dotcom, compareciendo ante las autoridades, completamente solo en su humanidad pecaminosa, rodeado de fiscales, jueces y la soledad blanca de las paredes, al borde de comerse muchos años entre rejas. En la película de los Muppets, el malvado evidente se hace llamar "señor Richman": es un empresario petrolífero cuyo nombre es dinero, sin sentimientos, frío, vengativo y mezquino que sólo quiere llenarse de dólares y hacer del viejo mundo muppet un pozo de extracción. Richman está rodeado de Muppets y, cosa rara, no se da cuenta (durante la primera mitad de la película, ellos tampoco). En una estrategia perversa, cuando la rana René le va a pedir dinero para salvar a los Muppets y su hogar, Richman le dice no sólo que no le dará nada, sino que, en caso de que no le abone una cantidad exorbitante de dinero, le quitará el hogar y el nombre al grupo, y lo usará para que otro grupo de marionetas (falsas = copiadas = truchas = feas) hagan de Muppets.
Richman, entonces, falsifica (que no es lo mismo que piratear). Richman, como todos los malos evidentes de película, finalmente es traicionado por alguien que logró ver la luz del bien y que antes pertenecía a su bando. Richman, como Kim Dotcom, aparece solo en su humanidad al final de la película. Ese el imaginario con que se reviste a los malvados; nadie los rodea, nadie es como ellos, comparecen en soledad ante el tribunal de los buenos ciudadanos, que los miran con el rostro colectivo de "el pueblo". Pero claro que Richman apenas si guarda ese parecido con Dotcom: a diferencia de él, es un empresario nato con antigüedad, a diferencia de él, está solo desde el vamos, a diferencia de él, se vale de la letra de la ley y los contratos para perjudicar directamente a la vieja industria de los Muppets.
Estos, mientras tanto, nos recuerdan que ser el bueno o el malo de la película no tiene que ver con respetar o no la ley, sino con la alegría y la popularidad. En una escena, los Muppets se ven obligados a encontrar un famoso que participe de su show. No encuentran a nadie y por tanto no se les ocurre mejor cosa que secuestrar a Jack Black. Mirando la película, queda clarísimo que secuestrar a alguien no necesariamente está mal: puede ser divertido, puede ser comprensible, puede ser necesario, incluso puede ser aprobado por el público expectante y por el secuestrado mismo, llegado el caso. No se trata de la ley, o de lo que está fuera de la ley, sino de los que son legión.
En estos días, un grupo de usuarios de la web colicionados en un colectivo llamado "Anonymus", en respuesta al cierre de los megasitios y la amenaza latente de un cambio en las reglas de la web, bloqueó los sitios de empresas, corporaciones y sujetos que estaban a favor de la ley S.O.P.A, prometiendo nuevas represalias. Si Richman al final de la película está claramente solo, los Muppets están juntos y son cada vez más. De hecho, en la canción final, la rana René señala a uno y a otro y a otro con el dedo y dice "y a ti, y a ti, y a ti", mezclando la demagogia típica de la gloria gubernamental con la declaración de que cada uno de los muppets y de los que apoyan a los muppets son necesarios para que exista. "Somos legión", también parecerían decirnos las marionetas en su coreografía final en una red en que las tres historias narradas por la película llegan a su fin apoteósico: el triunfo general, la llegada de un nuevo héroe y el casamiento simbólico de una pareja.
Entonces: ¿Los muppets están a favor o en contra de la "piratería"?
Difícil saberlo.
En una película paradójica, ambigua, infantil, cómica y autoconciente, vemos, por un lado, cómo el mundo de las computadoras y las redes ha quedado relegado (como si fuese inverosímil hablar de él) pero también vemos cómo los personajes, apurados por el tiempo y la trama de la película deben acelerar sus movimientos y cambiar los viajes en auto por "viajes en mapa"; o sea, el uso de medios tradicionales por rutas no convencionales.
Al mismo tiempo, vemos cómo los Muppets, en oposición a Richman, no usan sus fuentes de dinero para salvaguardar su show (la industria que está al borde del colapso), sino que se valen de donaciones en vivo para tratar de llegar al monto necesario para regresar a la vida. Al final de la película, no quedan ni cerca de la cantidad solicitada. Supuestamente, estamos ante un triste final.
Pero sucede que a pesar de eso, y con un solo programa (por televisión) la gente (los usuarios del show) llena las calles y aplaude y fotografía a los Muppets: el dinero no es lo importante aquí, tampoco los publicistas, tampoco los agentes.
Se reivindica, en una película de Disney, la relación directa entre los usuarios y el producto, apenas haciendo mención del canal o el modo por el que unos llegan a otros.
¿Es la vieja industria o es la nueva industria o ambas cosas están aliadas, entonces? ¿De qué hablamos cuando hablamos del regreso de los muppets vivos? ¿Cuál es el verdadero poder de los usuarios? ¿Quién es el muppet de quién?
Hay una película que marcará las nuevas épocas, reconocida por un público menor. Se llama "Ghost in the shell". Todas aquellas preguntas son parte central de su argumento.
"Hey jefe, ¿cuáles son las últimas noticias del titiritero?", le dice un personaje a otro. Luego de un silencio estremecedor, el otro responde: "él también es una marioneta".

(publicado en Ciudad X, marzo)