Buenaventura y el fantasma
(fragmento)


El Seminario se encuentra justo enfrente de la plaza del oso y del Shopping. Aunque bien podría decirse que son el Shopping y la plaza del oso los que fueron levantados frente al Seminario. O quizás primero fue construida la plaza, después trajeron el oso (que no es más que una escultura erróneamente local, que no tiene nada que ver con la plaza), luego construyeron el Seminario, y más tarde, hace poco, el Shopping. ¿Y las calles? ¿En qué momento de esa distribución fueron trazadas y llenadas de asfalto las calles? ¿Siempre fueron así, algunas angostas, las otras dos, avenidas anchas? ¿Siempre fueron así, o entre la mente del urbanista y el proceso de construcción una calle fue a parar a otro lado, porque estaba el Seminario, y luego estaría la plaza y el Shopping, y esa calle angosta no podía ser construida ahí?


Los padres de Buenaventura llegan por la avenida en su Falcon fucsia, un auto que Mario mantiene obsesivamente cuidado: sin un rasguño; sin problemas visibles en el movimiento de la máquina, ningún desperfecto audible en el funcionamiento del motor. Rosana será la última en salir. Helenita abre la puerta de atrás y se queda parada al lado del padre, en la vereda paralela a la vereda en la que se levanta una puerta marrón enorme y una construcción gigante, llena de pequeñas ventanas. Mario procede a retirar las cosas que están guardadas en el baúl y a desatar los muebles firmemente atados sobre el techo. Rosana espera quieta dentro del Falcon fucsia. Helenita mira las ventanas de la fachada del Seminario hasta que cree que las ha terminado de contar.


En el sueño Buenaventura nada en el río junto a sus compañeros de promoción. ¿Qué están: en segundo, tercer año? En ese sueño, Buenaventura nada en el río junto a sus compañeros de promoción: el agua permanece calma, casi pura, todos salen y se tiran rendidos en la arena. Algunas se abrazan a algunos, otros corren, todos dejan broncearse su cuerpo, se muestran felices, satisfechos, robustos y sanos. Buenaventura se siente sumamente flaco, no se anima a salir del agua.
Cada vez que tiene ese tipo de sueños, cuando se levanta junta las dos manos y reza. No sabe hace cuánto une las manos y reza, pero sabe que eso lo ayuda a sacarse la sensación dejada por el sueño, sabe que eso lo ayuda a calmar.


Buenaventura no puede explicar desde cuándo, ni cómo, lo cierto es que en menos de un año sus actividades se dividen en: asistir al colegio, asistir a las reuniones de la parroquia, armar partidos de fútbol, andar en bicicleta, intentar aprobar Matemática Financiera, rezar todas las noches e ir a misa. Cuando llega fin de año le quedan dos materias que rendir (Sistema Bancario y Financiera) y bastante tiempo sin nada que hacer. Sin saber porqué, ni cómo, decide que necesita una moto, que urgentemente necesita una moto, aunque sabe perfectamente que sus padres no se la van a regalar (“es demasiado cara”, diría razonablemente Mario, respecto a ésa o a cualquier otra cosa). Buenaventura busca en los clasificados del diario local y encuentra muchísimos trabajos para promotoras y casi ninguno para él. Eso lo deprime un poco. Por la noche intenta dormir, aunque no puede dejar de repetirse que quiere, que necesita una moto. No aspiro a demasiado, se dice. Un ciclomotor. Una Zanella.


El viernes a la noche el grupo masculino de la promoción se encuentra en el centro antes de ir a bailar. Son muchos y cuesta ponerse de acuerdo. Por mayoría absoluta deciden ir a comer pizzas (porque es lo más fácil y barato). Se sientan en un local de 2 X 1. Buscan sillas de plástico y las colocan alrededor de cuatro mesitas cuadradas puestas una al lado de la otra. Mientras le pide una silla más al dueño (las otras están ocupadas por la clientela del local), Buenaventura ve que contra el vidrio de la pizzería hay un cartel pegado: “Busco delivery”, lee.
Buenaventura se ofrece para el puesto. Lo obtiene, ni siquiera le preguntan la edad. Trabaja unos meses y se compra la moto. Luego terminará la secundaria, trabajará en un restaurant, probará estudiando dos carreras, hasta resolver que nada de eso es lo suyo. Durante todo ese tiempo ha asistido con regularidad a misa y a la parroquia. Decide hacerse delivery del mensaje de dios...


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- Este cuento pertenece al libro que estoy armando. Ya tiene seis cuentos.
Uno de ellos sobre la Sra. Klose, que es una viuda que se enamora de una chica que conoce en la pileta del club. Otro sobre un tal Marquitos Verde, que es un nene que decide que quiere ser corredor, y una tarde lluviosa le hace una carretita a su prima, y entonces, eso.
Otro donde no pasa casi nada, sólo un personaje que está mirando dos senderos en la montaña que se levanta cerca de su casa, esperando que las cosas cambien (pero las cosas, probablemente, no cambian). Un cuarto que es el de Tío Máximo, que salió en la antología “Es lo que hay” (tío Máximo haría una pareja casi perfecta con la Sra. Klose). Otro que es sobre un viaje en auto al Observatorio que una vez hice, y a la vez sobre dos nenas que pudieron ser mis hijas pero que se fueron corriendo hasta desaparecer.
Y éste, de Buenaventura, que es lento y pausado, y que en la mitad tiene peces de colores metidos en una fuente rara de agua y una parábola sobre la existencia de dios hecha con cowboys. Me quedan dos. El séptimo, sobre Nurit (una promotora). Y el octavo: no sé todavía, me está creciendo adentro.

El cuento de Buenaventura es bastante largo, no da para ponerlo entero.
Que tengan lindo semana y que los golpeen la oscuridad y la luz . -



(Y de yapa, una foto de Olaf Breuning. Si quieren más, entran acá y pispean)

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Ja, un falcon fucsia.
Buenaventura.

(Yalan)

Diego Vigna dijo...

No podés hacer de tu blog una blusa y darlo vuelta? Fondo blanco y letras negras, o algo parecido que no me haga caer al piso, temblar y pensar en juntar cuatro lucas para operarme los ojos. Pensalo, aunque sea, gracias

Pablo Natale dijo...

Ya: sí, ya sé, uso a mis gentes para inventar personajes y les pongo nombres de cómicos. Y le cambio el color a un auto.

Pastor: Ok. Lo voy a pensar. Todo sea gracias a la imagen de "la blusa".

Anónimo dijo...

QUEDA COMO EL CULO, NO PARECE TU BLOG.
DEJÁ DE HACERLE CASO A CUALQUIER PELOTUDO!

Anónimo dijo...

Me gustó
me dejaste suspendido
me gusta el fondo blanco

saludos
alberto rm

Diego Vigna dijo...

"No parece tu blog", dijo el anónimo, que si no te reconoce en el color de fondo, llora.
Mucho más amable la lectura así, por lo menos para este pelotudo que de vez en cuando viene a visitar.
Saludos y gracias

Javier Martínez Ramacciotti dijo...

Pienso:
Como el fondo es "Blanco nieve", en vez de "comentarios" esto deberían ser "huellas".

Sigo imaginando:
Como los comments se hacen en una ventana emergente minúscula debería ser "huellitas"

Y, ya esxtasiado:
Al ser las letras de color violeta, el título sería "huellitas de oompa loompas".

Al finalizar un post sería lindo leer :

Publicado por pablo natale en 7:12 Pm 7 huellitas de oompa loompas

Sería lindo.

En fin.

Pablo Natale dijo...

No está mal cambiar algo de vez en cuando. A veces no entiendo porqué uno insiste en ser siempre uno (como vos, anónimo, que sólo estás para bardear con cara cortada).

Lo de oompas lompas no lo hago ni en pedo. Sobriedad y silencio, detrás del fondo de todas las cosas.

Alberto: me pone contento saber que hay quien excava más allá de la superficie (8 puntos X chiste malo con "me gusta el fondo blanco").