Recomendación de un alumno, acá les va el link de la página "Los premios Darwin", que busca mostrar cómo las personas menos aptas para la supervivencia se eliminan a sí mismas con pequeñas imbecilidades cotidianas. Una página divertida (lástima que está en inglés), mucho sentido del humor, una prosa limpia y eficaz. Como ejemplo, les dejo esta traducción libre de una de las historias.
Se llama "La ruptura del glaciar", y es un regalo para Cindirella, una de las seguidoras secretas y maliciosas del blog. Pienso: el segundo cazador soy yo. La presa es la escritura. El árbol es el deseo.
Va la historia:
"Durante el ocaso del otoño y los primeros meses del invierno, las montañas de Z, cubiertas de nieve, estaban infestadas de cazadores. Un par de ambiciosos treparon una de ellas en busca de una presa.
Las huellas cruzaban un pequeño glaciar que se había incrustado en el camino. El cazador guía tenía que pisar fuerte antes de cada paso, con cuidado, para poder atravesar el glaciar. En algún lugar cerca del medio uno de sus pasos no dio con nieve, sino con una roca. El cazador guía perdió el equilibro y cayó, a través del glaciar, y se perdió de vista.
Incapaz de ayudar, su compañero lo miró deslizarse a lo lejos. Después de unos segundos, gritó “¿Estás bien?”.
“Sí”, fue la respuesta que se escabulló entre las montañas.
Pensando que era una buena forma de atravesar el glaciar que se interponía en su camino, el segundo cazador sin dudar se deslizó a través del hielo, al igual que lo había hecho su amigo… que estaba entre las ramas de un árbol que apenas sobresalía entre la nieve.
No había otros árboles cerca. Nada para lo cual aferrarse, nada salvo cientos de huellas desparramadas en las rocas camino abajo.
Mientras el segundo cazador pasaba al primero, lanzó su último epitafio: una sola palabra, que es mejor que no pronunciemos, para que dios nos conceda paz y nos libere del castigo".
(Apesadumbrado. En la foto Darwin tiene los ojos y la barba de Dios)
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