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Vean por favor "No distance left to run", documental que cuenta dos historias: el reencuentro de Blur (no importa si no escucharon Blur) luego de una de esas peleas terminantes típicas de la historia de las bandas que las separan por años; y la historia de Blur, contada en el momento de ese reencuentro, por sus cuatro integrantes, con una mirada distante respecto al pasado (están más viejos, han pasado los años), sin rencor, con calma y algo de melancolía. La película incluye: un bajista que la pasa bomba todos los años de rock (contento, drogado, bien acompañado, dormido, contento de nuevo), un guitarrista que se esconde del cantante y su hija en el zoológico. Un baterista que construye su historia al revés ("todos tienen su trabajo y piensan `me gustaría tener una banda de rock´, yo tenía una banda de rock y pensaba `quiero ser abogado´) y un cantante sumamente lúcido que sabe que hay cosas que hay que decir no porque sean verdaderas o falsas sino porque es el momento. La película es a la vez una road movie y una especie de documento de autoayuda (la integridad y la felicidad son, al final de viaje, posibles), quizás como en aquella película tan hermosa de una nena que quería ser modelo y era rubia, gordita y fea, y su familia disfuncional la llevó a una ceremonia funcional donde aprendieron que ese no era su lugar, que su lugar era "estar empujando la camioneta", y quizás, con suerte, cantar una buena canción. Acá el trailer. Y acá cuándo la pueden ir a ver si viven en esta ciudad.
