Mientras llueve, leé


Cuatro nuevas adquisiciones para la sección “relatos que usted tiene que leer sí o sí” o “literatura del cielo desperdigada por la web”.

Primero, el mejor cuento de Sergio Bizzio, que pertenece a un libro de alto nivel llamado “Chicos”, y que justamente encuentra su mayor altura en ese cuento menor.

Segundo, un cuento del primer libro de Diego Vigna, donde tiene lugar una situación cada vez más desagradable que ya no puedo olvidar, situación que a la vez era el sueño (y la pesadilla) erótica de uno de mis amigos.

Tercero, un “Foster Wallace”. El cuento se llama “Encarnaciones de Niños Quemados”, una historia breve que te agarra de los pelos y que si bien no pertenece al mejor libro de David Foster W. es un ejemplo de lo se puede hacer con cuatro páginas y las imágenes asociadas a un excelente título.



Cuarto. La de arriba es Judith Hermann. Una de las mejores escritoras alemanas de la nueva generación. Tiene una nariz increíble y una mirada que se parece a lo que le pasa a uno cuando lee sus libros. Libros que cuesta horrores conseguir (son dos, “Fantasmas” y “Corales rojos”). Libros en donde cada historia se va abriendo de a poco, donde se crea una atmósfera envolvente que al principio cuesta entender, y de la que se sale irreversiblemente lesionado. Pero de una manera extraña. Como en un cuento de hadas donde ellas miran el incendio en el bosque.
El cuento de la Hermann fue difícil de encontrar. Lo que hay es lo que hay. Si quieren leerla, tienen que abrir el link e ir hacia la page 36.