Cartas groenlandesas 
(fragmento)


1 de Agosto de 2011

/ Aves /
Me desperté preocupado. Había estado soñando que tocábamos con muchas bandas: Erasure, Kiss, Benigno Lunar, Claravox. El problema era que tocábamos último, no sé en que momento decidimos eso pero recién subiríamos a tocar a las seis de la mañana. Yo pensaba, "no es una hora para nosotros, no podemos tocar a esa hora" y me sentía cada vez peor. Así que me desperté preocupado. Fui a la cocina, en la cafetera alguien había dejado un papelito con un mensaje. La gente debería hacer eso en todas partes, dejar papelitos colgados, sobre todo para cuando uno tuvo pesadillas. Me gustaría incluso que haya una ley pero eso arruinaría las cosas. Así que éste es como mi “papelito”. Caminaba a casa y pensaba, ya más calmo, en eso de tocar a las seis de mañana. En un rato me voy a dormir. No creo en el paraíso y en esas cosas pero quisiera soñar con las aves del paraíso. Me pregunto cómo serán las aves del paraíso, hacia qué lado vuelan y si podré sentarme en el suelo y mirarlas.


 6 de agosto de 2011

/ Snark /
Hay muchas bandas y sobre todo hay muchas bandas con problemas. Eso incluso les hubiese sucedido a los griegos, que eran muy amistosos, de haber conocido el rock. De hecho, podrían hacerse un mapa de “los problemas típicos de toda banda” y jugar a quién pisó más países. Está el país de “le partí el bajo en la cabeza a Joe”, está el país de “el baterista tuvo un accidente”, el de “no soportaba más a Damon”, el de “apareció Yoko”, el de “adicciones varias” y el más simple, democrático y plebeyo “no tenía más sentido hacerlo”. A veces pienso en cuál será el problema que nos tocará a nosotros. Obvio que es exagerado… pero así son los sentimientos.
Hay un poema de Lewis Carroll. Es de un grupo de gente que se sube a un barco y sale a cazar un monstruito. Realmente desean atraparlo. El camino y la búsqueda son alegres, el capitán hace chistes y todos beben ponche, un personaje amenaza comer a otro y sin embargo todo sigue siendo divertido y parecido a una banda de rock. El problema que surge en el poema es que el monstruito que buscan puede ser el que buscan, pero también puede ser otra cosa. Un monstruo casi idéntico pero que, al verlo, los hace desaparecer. Así: “plop”.



9 de agosto de 2011

/ Casa y hielo /
Hoy fui a tomar un café a un bar. La casa necesitaba estar sola, me dijo “necesito estar sola”. En el bar había una pantalla enorme en el bar pasando Banfield-Racing, había un único mozo joven y medio canoso que saludaba a todos los clientes por sus nombres, había música de fondo y, delante de mí, una pareja con diarios abiertos. Miraban los clasificados y recitaban precios de venta y tipos de casas. Los dos tenían anteojos, parecían tranquilos. El mozo no los conocía. En un momento ellos brindaron, luego siguieron leyendo en voz alta. Quizás su casa también les había pedido que se fueran o estaría por hacerlo, o quizás estuviesen por comprar una casa, algo que yo no podría hacer. Me hubiera gustado hablarles en silencio, como si fuese una de esas personas que pasaban por la calle, hablando en voz baja, tiritando de frío. Les hubiera leído el artículo que me dejaste sobre la mesada. “El horizonte blanco”, decía, “el gran desierto blanco de Groenlandia es como un enorme vaso de leche, un cubito de hielo de tamaño anormal”. Podría haber seguido así por un buen rato, hasta que el mozo conociera mi nombre y me hablara desde el otro lado de una ventana.
“Quiero el horizonte blanco”, le hubiese dicho.