Elogio de la
inutilidad
Una
página web que se proclama como la última y en la que se lee “es hora de apagar
la computadora e ir afuera”.
Una
página en la que llueven magnates y al rebotar contra el piso dicen: “enterrame
con mi dinero”.Otra
página en la que al mover el mouse se puede cachetear a un hombre con una
anguila.Una
página que se llama “¿está funcionando mi computadora?” y en la que sólo se ve
la pantalla en blanco y la palabra “sí”. Otra que se llama “República de los Mangos”
y muestra una bandera insólita con un gran mango, al modo de las obras de
Warhol y la iconografía patriótica.Cientos
de links ridículos y menores: se puede acceder a ellos desde el sitio “theuselessweb.com”
(la web inútil), un catálogo insólito creado a fines del 2012 por Tim Holman. El
sitio ha sido calificado de delirante y se lo ha asociado con el caos, el
absurdo, la adicción y la inutilidad que imperan en la red.
Pero
hay mucho más que eso: la página es una guía turística para recorrer un país
sin nombre; es un libro sin texto acerca del arte en los tiempos cyber-modernos
(un libro en el que se entroniza por enésima vez a los dadaístas, al anarquismo,
al arte pop y a la obsesión retro).
“La
web inútil” es, además, una parodia de Internet: de la idea de que navegamos,
cuando en realidad sólo rogamos que nos lleven a cualquier parte (basta con
hacer click en el botón que dice “por favor”); de la idea de que elegimos y
reciclamos, cuando todo es basura y al mismo tiempo una novedad que nos
divierte y nos aburre.
¿Por
qué nos resulta gracioso un hombre borracho, bailando como un idiota?, parece
preguntarnos. ¿Qué tipo de ternura se estimula mediante la contemplación de un
perro que lame el monitor? ¿Por qué solo podemos escuchar fragmentos pegadizos
de canciones? ¿Por qué siempre abrimos una ventana tras otra?
Hay
quienes coleccionan billetes y hay quienes coleccionan sueños y hay quienes
guardan cosas en cajas. Tim Holman es uno de los coleccionistas y aventureros de
la nueva era virtual: nos invita a perdernos en su ordenado sistema de
preferencias, mientras reflexiona acerca del significado de navegar en la web y
de que nos hayamos acostumbrado a que lo asombroso sea a la vez tan ridículo.
(publicado en La Voz del Int., enero de 2013)